Ojeras, dormir, ojeras, café. Ojeras, trabajo, café, ojeras, letras, dormir, ojeras, correr.
Con prisa, con sueños, con tanto por decir, tanto por hacer, por conocer. Ojeras, pocas horas de sueño, café, trabajo, correr.
Esa prisa por vivir puede estar terminando contigo. ¿Cuál es la presión? ¿Te has detenido a pensar que, si no le das con calma, con pausa, va a serte muy difícil disfrutar de lo que tienes presente?
Te voy a hacer tres preguntas muy sencillas y después las reflexionamos: ¿Cuándo fue la última vez que te sentaste a disfrutar de tu comida sin revisar el celular? ¿O de ese desayuno que te preparaste en la mañana, con esmero, para al final comértelo rápido por estar en Instagram? ¿Cuándo saliste a correr (si eres de esos runners intensos como yo) sin que tu Strava tengas que sincronizar? Y a ver, yo también soy usuaria de ambas redes. Me entretienen, me gustan, me mantienen conectada con los demás. Pero, ¿hasta qué límite dejas que consuma tu tiempo?
Tu tiempo es de lo más valioso que posees, porque es lo único en esta vida que es lineal, que no regresa, que debes disfrutar.
Regreso a la base por la que probablemente alguno de ustedes me ubiquen: el tiempo sí importa.
Pero hoy quiero usar un enfoque diferente. Hoy quiero que tú te preguntes: ¿A dónde voy que voy tan apurado?
Por querer aprovechar tu tiempo estás haciendo que vuele. Romantizamos el vivir ocupado, agenda llena por aquí y por allá. Al menos yo lo hacía.
Maratón 1, maratón 2, todavía voy en el pico del ciclo del primero y ya tengo inscrito el 3. Que aclaro: si a ti te funciona, está bien. A mí no. Descubrí (a la mala) el valor del descanso, del sueño, de la pausa.
En una vida sin pausa es muy difícil organizar tus ideas, tus planes, elegir intuitivamente tu próxima meta. Es muy fácil que confundas decisiones impulsivas por intuición. Que no escuches tus instintos o no le des tiempo de sanar a tu cuerpo. Y esto, creo, puede aplicarse en tantas áreas de la vida.
¿Cuál-es-la-prisa?
La prisa conlleva al desorden, el desorden a la falta de claridad, la falta de claridad a la falta de control.
Canaliza tu energía en aquellas cosas que puedes controlar: tus hábitos, tus acciones, tu comportamiento. Tampoco le tengas miedo a lo que no controlas, mejor solo suéltalo. Siente ese peso menos encima.
Organízate, prioriza, con calma. Tranquilo. Estar vivo es para disfrutarse, y te aseguro que lo disfrutas más cuando estás relajado.
Tus sueños no se van a ir a ningún lado si te aferras a ellos y trabajas de manera organizada en cumplirlos. Estarás en tu mejor versión, no en aquella agotada, apresurada y desvelada.
Dar de más cansa, nubla tu potencial.
Piensa en lo a gusto que es convivir con personas que te separan ese momento de su día y te ponen atención, porque no tienen prisa. Porque conocen sus prioridades y la que se ponen en ese momento es gozar de tu compañía.
Así que respira, no te fatigues. Sé inteligente e intuitivo. Descansa. Si lo necesitas, date una pausa.
Y si te gusta o te suena lo que escribo, recuerda que aquí estaré. Solo estuve ausente un ratito porque me di el respiro que tanto necesité.
Te mando un abrazo largo, desapresurado. Bonito fin.
– Mariana.