Rebeldes que no siguen lo que se debe hacer o lo que está preestablecido.Que no hacen lo que se les espera, sino que persiguen lo que más desean.
Rebeldes que quieren hacer un impacto en el mundo y que, si de compartir lo que aprenden se trata, no lo dudan ni un segundo.
Pero los que más lejos llegan son los rebeldes que saben cuándo serlo. Hay que ser listos para entenderlo.
Que tienen presente lo que es correcto, que siguen su intuición y no los impulsos, escuchan (y se escuchan) con atención, reflexionan antes de tomar una decisión.
Que usan sus sentimientos como un aviso o una señal y, después, toman acción sobre lo que les hizo sentir bien o mal.
Rebeldes porque saben que viven como quieren, saben elegir creativamente. Viven sin miedo, sin un exceso de cuidado. Con el corazón abierto y la actitud también.
Espontáneos, visionarios, románticos. Sin prisa. Se aferran a su pasión.
Rebeldes que aman sin medida, que saben disfrutar de una buena compañía. La eligen cuidadosamente: gente igual de rebelde que ellos, se suman sin esperar nada a cambio.
Que se equivocan, pero saben aceptar una derrota. No les asusta. Toman nota, trabajan en una mejora y vuelven a lanzarse, sin miedo de apuntar al lado incorrecto.
Si ser rebelde es ser soñador y fiel a tu intuición, entonces soy la más rebelde.
Rebelde de corazón, de alma libre, inteligente y llena de emoción.
¿Tú? ¿Te consideras rebelde? Cuéntamelo si se te antoja, te leo.
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– Mariana.